Como Enamorar A Una Mujer… Aquí y Ahora

Los humanos tenemos la clásica tendencia -¿o debo decir mala costumbre?- de posponerlo todo para un mejor momento o lugar.
Conquistar a una mujer no es la excepción, en especial cuando se trata de alguien que ya tienes localizada, como una vecina, una compañera de trabajo o escuela, la empleada en una tienda, etc. Es fácil decir “ya sé dónde vive –o trabaja- así que puedo presentarme con ella otro día, lo haré mañana, como sea hay tiempo”.
El problema de pensar así es que muchas veces el mañana nunca llega, cuando se tiene el hábito de posponer se vive de esa manera: posponiendo. Mañana te dirás “mejor pasado”, y pasado mañana te dirás “mejor la próxima semana”.
Y cuando por fin te decides… ¡Otro ya te la ganó!
Por ello, no hay mejor momento ni lugar que el aquí y ahora.
Mañana será muy tarde, como le pasó a un muchacho que me mandó su caso pidiéndome consejo. Su historia es más o menos la siguiente:
Juan (no es su verdadero nombre), se enamoró de Melisa (tampoco es su verdadero nombre). Ella era su vecina, ambos se encontraban en los pasillos del edificio donde habitaban e intercambiaban saludos de cortesía. El problema es que Juan encontraba a Melisa demasiado tierna e inocente, aunque Melisa ya estaba próxima a cumplir los 17 tenía una mirada expresiva y una sonrisa casi infantil. Melisa parecía ser una chica muy de su hogar, dedicada totalmente a sus estudios, sus únicas actividades además de sus estudios era ayudar en su iglesia y tomar clases de pintura. Para Juan Melisa era casi una santa y supuso que no estaría interesada en una relación amorosa, así que decidió esperar un tiempo… y esperó… y esperó… y esperó.
Su espera se prolongó casi un año, hasta que Juan decidió que ya era hora de intentar bajar a esa virgen de su altar.
Y estaba decidido a intentarlo, cuando una de las clásicas vecinas comunicativas le dio la triste noticia: Melisa tenía tres meses de embarazo.
Esas son las consecuencias de no aprovechar el aquí y ahora.
Por cierto, olvida la idea de una chica tierna e inocente, dedicada a su hogar y a sus estudios, portadora permanente del cinturón de castidad. ¡Eso no existe!
No me malinterpretes, no quiero decir que no haya mujeres solteras o que ya no existen chicas vírgenes, las hay; pero nueve de cada diez están en dicha condición, no por gusto, sino porque no han encontrado a un hombre que satisfaga sus necesidades emocionales y las haga sentir mujeres plenamente. Si tú no tomas el riesgo y te lanzas a abordarla alguien más lo hará, y ese alguien puede sólo jugar con ella, embarazarla y convertirla en madre soltera; y tú tendrás mucho de culpa por no haber actuado a tiempo.
El lugar es aquí y el momento es ahora.
¡Actívate!
